1.6.08
Vuelvo a casa y me doy cuenta de que me empieza a costar ocultar la tristeza. Siempre ando por ahí con los ojos llorosos. Me pregunto si no seria más fácil no ocultarlo. Encontrarme con alguien, con cualquiera, y abrazarlo por tres horas, pero tres horas de verdad, seguidas, y arrinconarme en ese hueco que hay entre el hombro y el cuello. Porque esa es la parte que mas extraño, esa es la parte que mas me gusta de vos. Y a veces a la noche me acuesto en la cama, e intento recordar exactamente el ángulo, y el calor, y el olor, y a veces pienso que vos también me abrazas, que vos también me queres, como un reemplazo exquisito al rechazo.
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