28.5.08

Juan me dijo de ir caminar.
Yo no supe que decir, pero después de pensarlo un poco acepte porque quería tomar coca y en casa no había.
Vamos Juan, pero con la condición de no agarrarnos de la mano.
Y Juan aceptó y fuimos, contentos los dos.
Más tarde, llegando a la plaza, Juan me miraba de reojo y me decía algo lindo.
Sos linda, me decía (nada mucho más original que eso).
Yo le sonreí (porque poca gente me dice que soy linda).
Y pensaba: quizás hasta te ame Juan (aun que no crea del todo en esa palabra)

(quiero creer que te amo Juan, porque poca gente me dice que soy linda)
Y al rato, me dejó de hablar...

Me voy a dormir Juan.
Y Juan se despidió tan políticamente correcto.
Chau Beatriz. (Qué lindo nombre Beatriz.)

Nos vemos el próximo lunes, y salimos a pasear.
Sí Juan, sólo a pasear.

27.5.08

26.5.08

qué triste Mariana. qué triste la paranoia en la que vivís sumergida y qué triste la vergüenza de no poder escribir (no servís Mariana, todos lo saben, aun que lo ocultes entre borracheras y chistes malos, no tenes ni idea de lo que estás haciendo Mariana).

25.5.08

Pienso que estos ojos que te miran, este cuerpo que te abraza, esta boca que te besa, tienen una existencia previa a mi conciencia. Son movimientos sobre los cuales no tengo poder, movimientos que alguien ha impuesto sobre mí brutalmente.
Pero también admito que me nacen cinco mil palabras tontas, diez recuerdos, treinta ganas de llorarte, de los que soy completamente culpable.
Reconozco que me he convertido en un fraude, en una tristeza, en una constante melancolía que se repite en ejemplos de tres separados por comas. Reconozco que de haberme conservado hermética, ahora no seria un constante golpe contra la pared que tiene ganas de llorarte (y llorarte hasta que deje de llover y ya no salga el sol, llorarte). Y reconozco, que dándome contra la pared (una vez, dos veces, diez veces) vengo a entender que solo me queda el transcurrir, y que soy yo la tarada que quiere saber qué es la dicha, la pasión y la embriaguez.

22.5.08


Hay algo acerca de las mujeres y los cigarrillos que me enamora.
Algo en sus clavículas, en el cuello, en la boca;
algo en la imagen perfecta de la mujer, que toma posesión del termino mujer.
Y unas ganas de filmarlas lo más guturalmente alcanzable.

Musas, objetos de descarte.

21.5.08

Madame

“Emma había creído estar enamorada; pero la dicha que hubiera tenido que resultar de este amor no había llegado, por lo cual pensaba que necesariamente se había equivocado. Y trataba de saber qué es lo que la gente quiere decir en la vida real con las palabras dicha, pasión y embriaguez, que había hallado en los libros y le parecían tan hermosas”. Madame Bovary.

No. Emma no trataba. Trato, YO trato. No ella, YO.
Sí, ahora estoy segura: Emma es Mariane. Mariane es Emma: YO soy Emma.
Así tal cual. Ni dos palabras menos, ni dos palabras más.

Qué ilusorio (pensaba hoy en el tren llegando a la página 35): leerme así, cuando el día anterior intentaba explicarle a alguien la tristeza de no haber amado nunca. Qué delirante (me decía) que un completo desconocido supiese mejor que yo, mi pensamiento más clandestino, mi miedo más intimo. Y qué supiese ponerle palabras que rara vez encuentro para explicármelo a mi misma.
Después, en cambio, (llegando a la página 47) me sentía traicionada.
Qué cruel (me decía a mi misma) que siguiese, así como así, describiéndome como si mi existencia fuese algo tan evidente. Revelándome al mundo sin ningún tapujo, sin ningún permiso.
Que frágil encontrarme descripta en un libro tan ajeno, agarrado de casualidad como quien no quiere la cosa. Qué cruel es estar encarnada en cuatro líneas (o quizás tres, dependiendo de la edición) que definen toda mi existencia.

Ahí estoy yo, contenida en ese libro que me da miedo terminar de leer.
Madame soy yo, YO soy Madame, y qué ganas de esconderme abajo de la cama.

20.5.08


I have taken a paralyzing self-defeating dread of personal failure

18.5.08

... y ahora veo que llevo semanas así, escribiendo sobre vos y yo. En distintos tamaño para ocultarlo, pero con palabras similares que me delatan. Yo no soy así.
No sé qué querré decir cuando digo las cosas, ni por qué me gasto en tildes, y comas. Por qué analizo si va a ser leído o no. Visto o no. Como si no pudiese hacer algo que fuese solamente para mí y para nadie más. No. Lo escribo en Word, lo copio y lo pego. Lo publico. Lo corrijo. Lo vuelvo a publicar. Me arrepiento y lo borro. Siempre así. Perdiendo la entrega y perdiendo el motivo. Como vos y yo, todo el tiempo, una y otra vez. Vos y yo, solo escribo de eso.

17.5.08

Entonces las cosas son así ¿no?. Yo doy veinte vueltas, para que un día vengas y me digas que te gusta otra. Así como así, como si fuésemos amigos: “me gusta Candela”.
Pero qué bien que te guste Candela che. Que Candela diga dos palabras a ver si puede conectarlas. Candela, no lo puedo creer. Candela. Ojala que se casen y tengan veinte hijos monos, horrendos como ellos mismos.
Candela… así como así, de lo más matter of fact. Hijo de perra. Vos, y Candela, y tus veinte hijos monos, hijo de perra.

15.5.08

Es fácil pasar, así como pasa el tiempo, de una forma a la otra. De la sequía a la verborrea, de lo calido al otoño. A mi me pasa casi siempre. Como si hubiese nacido con un tipo particular de incontinencia, a favor de los extremos y en contra de las racionalidades. A lo mejor eso es bueno, no podría saber. Más bien me limito a comentar los hechos, que en todo caso son dudosos, pero que no por ello pierden sustancia como hechos. Me limito a que el sol se refleje contra mis anteojos, y que eso me haga tan feliz.
Que la ignorancia me haga tan feliz.

13.5.08

La verdad (si es que algo como la verdad existe en materias como esta) es que sonrío así solo si estás vos.
Digo: mi sonrisa no es gratuita, que quede claro. Podré ir regalando unos besos por ahí (que de todas forma sobran) pero mi sonrisa y mis ojos (en particular, esa sonrisa y esos ojos), no están siempre.
Supongamos, si ellos insisten, que es por tu presencia, lo cual todavía no puedo asegurar fehacientemente, pero supongamos que sí, que es por eso. Supongamos que lo más lindo del mundo es tu sonrisa, o las palabras que salen de tu boca. Y supongamos que somos felices, y que ya pasamos por todo lo feo que se pasa al principio, y que ahora solo nos queremos, y cuánto nos queremos, y que todo eso es tan fácil de imaginar, que hoy no te vi y extrañé tus ojos.
Supongamos eso.

12.5.08

Más cercanos, Judith, están nuestros destinos de lo que se supone al ver nuestros dos rostros;
el abismo divino aparece en tus ojos, y yo siento la sima estrellada en el alma;
mas del cielo los dos sé que estamos muy cerca, tú porque eres hermosa, yo porque soy muy viejo.

11.5.08

Y si tengo lo ojos rojos de tanto llorar, eso no es lo que me importa.
Más bien que no haya margaritas en la mesa, y que al salir al jardin se haya ido el sol.
¿Cuantas veces hay que intentarlo todo de nuevo?
Y cuántas ganas tengo de volver una y otra vez,
para que, al final de todo, pierda lo que quiero,
porque no sos parte de lo que soy.

10.5.08

"Si yo pudiera morder la tierra toda"

Si yo pudiera morder la tierra toda
y sentirle el sabor sería más feliz por un momento...
Pero no siempre quiero ser feliz
es necesario ser de vez en cuando infeliz para poder ser natural...
No todo es días de sol
y la lluvia cuando falta mucho, se pide.
Por eso tomo la infelicidad con la felicidad.
Naturalmente como quien no se extraña
con que existan montañas y planicies y que haya rocas y hierbas...
Lo que es necesario es ser natural y calmado en la felicidad o en la infelicidad.
Sentir como quien mira. Pensar como quien anda,
y cuando se ha de morir,
Recordar que el día muere y que el poniente
es bello y es bella la noche que queda.
Así es y así sea.

(Fernando Pessoa)

9.5.08

más listas de supermercado y menos falsa poesía
Soñé que me llevabas de la mano a un lugar apartado. Me sonreías y me besabas el cuello, como si fuese algo de todos los días. Como si decirme "te quiero" fuera lo mismo que decirme "prestame una hoja". Así como así, me decías: "prestame una hoja", y no dudabas. Porque eras vos, y era yo, y éramos los dos, y éramos lo que habíamos buscado tanto tiempo.
"Te quiero", me decías.

8.5.08

Solo pienso en los pinceles.
Tonta de ternura.
Tonta de tu vejez.
Y sin poder explicarlo mejor:
tus ojos,
pienso solo en vos.