La realidad me ha obligado a volver. 

Llevo -dos meses? tres meses?- encerrada en este cuarto. La rutina es agobiante a diferencia de lo que la mayoria piensa. Llegar al ultimo renglón y ver el ultimo punto y girar una y otra vez la misma última pagina buscando alguna palabra suelta que admita la nueva apertura. Así ha pasado ya tanto tiempo. Claramente he entrado a un circulo vicioso, donde arranco un libro para llenar el vacío que me ha dejado terminar otro. Así, el túnel, así la invención de morel, así la doble y unica mujer. Ha caído incluso en la cruel repetición de los favoritos, que solo agravia el proceso. He releído tortuosamente jane eyre, y cumbres borrascosas y crepúsculo (porque no me voy a andar haciendo la Borges que al fin y al cabo tampoco nadie me creería). Y ahora estaba a punto de terminar wide awake. El ultimo capitulo. Y de hecho me da miedo girar la pagina. Me pasé todo el día de ayer, y el día de hoy leyendo. Patiando responsabilidades y compromisos porque si empiezo tampoco me es comprensible demorar el cruel final. No se hasta que punto no será enfermedad, pero tampoco para ser melodramática. Debe de ser la falta de sueño. Mi hermana es la única que está preocupada. No entiende por qué no estoy comiendo, y le explicaría algo como que tengo un dolor en el pecho que no me deja, pero no me entendería porque ni yo misma me entiendo. Le deje pensar que conocí a alguien y no dije mas nada. 

Y entonces hoy salí al mundo, tan enajenada, buscando ayuda, y parecería que nadie ha notado mi ausencia. Me ofendería, pero supongo que yo tampoco necesité a nadie por tanto tiempo. Y ni siquiera ahora, que el libro me llama, y que conscientemente sé, con toda seguridad, que apenas apriete -publicar entrada- habré sucumbido, y que ante el quiebre y dolor, me aferraré a Bolaño, y después a estrella distante, y después a lorenza, y después-, ni siquiera ahora, llamo a la ayuda. Porque es un ciclo, y porque es vicioso.